martes, 7 de mayo de 2013

Carta a mi madre fallecida Bueno Olguita, como no podía ser de otra manera te eche en falta en tu funeral, sobre todo después de regresar del tanatorio por la noche subiendo hacia tu casa de Los Rubieros, y no poder cotillear sobre las cosas que sucedieron y las personas que vivieron a darte un último adiós o también a las no les cubría hacer el viaje para despedirte. Todo empezó el domingo por la mañana, cuando después de haberte llamado 10 veces por teléfono no contestabas, tu hermana Olimpia también te había está llamando sin obtener respuesta por tu parte, el sábado hacia las 21h30 cuando hable contigo la ultima vez me dijiste que te acababas de meterte en la cama, pues debías de haber pillado el “virus del verano” según tu. Yo pensé lo que estabas era agotada, pues habías tenido una semana maratoniana, fuiste dos veces a Avilés a pasar el día con tu hermana, el jueves fuimos los dos con nuestros perros a comer a Teverga con Rick y Maurren, el viernes visitar la feria de la huerta y la tertulia en la terraza de la cafetería Siola con tu amiga Adelina no habías tenido tiempo para la peluquería a la cual fuiste el sábado por la mañana. Cuando quise meter la llave en la cerradura i no entraba me asuste, llame a mi Luis del alma el cual llamo a los bomberos y al centro de salud, en pocos minutos entraron por la terraza me abrieron la puerta y allí estabas durmiendo tapada con la colcha y una sonrisa de descanso y de alivio. Lo primero que hice fue llamar a Luis para darle la terrible noticia a continuación a tu querida hermana Olimpia que ya sospechaba que algo había pasado, a tu hermano que estaba en la plazuela del pueblo Luis le paso el móvil, le dije que su hermana había fallecido y su respuesta fui “cuál de ellas” mi madre pepe luis….. Llamar a mi tía Tere fue un momento muy duro para mi pues me une una relación muy intensa con ella. Como no podía ser menos Luis llego en un tiempo record así como mi tía Olimpia y Sandra todo fue muy rápido la funeraria recogió el cadáver para llevarlo al tanatorio de Salas. Sandra siempre pendiente de todo llevo a mi tía Olimpia a Salas, Luis y yo acompañados de Tina la pequinesa de mi madre nos dirigimos a la casona de Los Rubieros para cambiarnos y después estar con la familia y los amigos velando el cadáver. Olguita siempre dijiste que no querías ni anuncio en el periódico, ni rosario pero sobre todo que no apareciese la edad en la esquela y así se hizo hasta el último momento se cumplieron tus deseos. La llegada al tanatorio fue dura la primera persona que veo es a tu hermano que lejos de darme el pésame de rigor o el abrazo fraternal que uno puede esperar en tales momentos casi me grito que cuando se lo decíamos a la abuela… ante el estupor de tal recibimiento no recuerdo mis palabras, pero la idea era de esperar unos días antes de darle la terrible noticia. Pues todavía me quedaban sorpresas durante los próximos minutos al entrar en la sala donde unos días antes habíamos estado los dos velando a nuestra querida Matuta en compañía de su familia, en la esquina de la izquierda la esposa de tu hermano y en la otra mi tía Tere en compañía de dos de sus hijas fue entrar, pues la esposa de tu hermano debió ver en mi la reencarnación de alguno de sus fantasmas pues salió en segundos del velatorio claro está sin dirigirme la mínima palabra, por suerte mi familia paterna estuvo como siempre a la altura de las circunstancia. Recordé más tarde cuando volviendo de la Festona unas semanas antes, donde habíamos estado comiendo con toda la familia Menéndez-Lorences, a la altura de La Peña hablamos de lo bien que lo habíamos pasado, ya que yo durante los 18 años que me dedique a la hostelería me era imposible asistir a eso eventos familiares, te dije que normal es mi familia paterna, no me contestaste hasta llegar a la altura de Poles, pero tu respuesta fue si la verdad la mía deja bastante que desear… Los amigos empezaron a desfilar, tu hermana Olimpia aguanto como una campeona hasta la noche, Javier su hijo acompañado de Carmen su mujer y Cristina su hija fueron como el resto de la familia de un gran reconfort. Tus compañeros de Paris no faltaron a tu despedida Mariti y Mari Cris vinieron desde LLanes, José Manuel de casa del Rubio, Carmina la de Soto, Pacita, Angelina y más tarde Delia y Pepe que vinieron desde Infiesto, María la catusa etc..etc.. Tu vecinos y familiares todos sin excepción te rindieron tu último homenaje, muchos de ellos lo siguen haciendo llevándote flores al cementerio. Luis se hizo cargo de todo de las flores, de avisar a los amigos… todas esas cosas que hay que hacer y yo no me encontraba con ánimos..Aviso a Sergio de lo sucedido, cogió el primer ALSA para Oviedo para poder estar presente, pero casi me emocione mas con la llegada de Rogelia fue avisarla coger el coche desde Madrid para poder también estar acompañándonos en tu funeral. La verdad su esfuerzo es de agradecer, cuando a tus sobrinos de Madrid, de boca de su padre, no les merecía la pena el viaje. De tu hermana y sobrina de Buenos Aires no se nada, supongo que como ya no podrás mandarles dólares y según Ana María conmigo “nunca a tenido mucho roce” (palabras textuales) ya no les interesamos. Bueno pues ya te has ido, porque será que cuando un padre o una madre mueren los hijos nos damos cuenta de las cosas que no nos dijimos y de muchas que tendríamos que no haber dicho, será verdad que los padres lo entendéis todo y lo asimiláis todo por vuestros hijos. Yo como tú sabes no he tenido hijos, aunque me toco criar alguno, y uno se va dando cuenta de los errores que cometió…. José Paulino Lorences Menéndez Al estar viva mi abuela no quise hacer pública esta carta has hoy.